jueves, 17 de febrero de 2011

Marta García Aller: La Generación Precaria

Entrevista
“Tenemos mucho que decir y que cambiar”


Marta García Aller (Madrid, 1980) es Licenciada en Humanidades y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid, Master Internacional en política Europea por la Universidad de Bath (Reino Unido), Premio Internacional "Nuevos Talentos" del diario ABC; ha trabajado para la BBC en Londres, para la Agencia EFE en Madrid y Praga, así como en la Comisión Europea. A pesar de este envidiable currículum, ha sido mileurista durante muchos años, hasta que ha plantado cara a las becas encadenadas una tras otra y ha dicho “Becas Nunca Mais...”. Autora de La Generación Precaria (Espejo de Tinta), recoge en esta obra su propia experiencia y la de cinco jóvenes más, y aporta las claves imprescindibles    para    entender    esta    maldición postmoderna que aqueja a la, paradójicamente, generación mejor formada de la historia de nuestro país.

Pregunta. ¿Es tan malo el panorama para los jóvenes, o queda aun espacio para el optimismo?

Respuesta. La situación no es buena, eso está claro. Denunciar la situación de precariedad de los jóvenes cualificados ha sido la idea que me llevó a escribir el libro. Los medios de comunicación a menudo fomentan la imagen de jóvenes consumistas y sin voz, pero cuando pagarnos un lugar donde vivir requiere de media un 70% de nuestro sueldo, está claro que muy consumistas no podemos ser.

Sin embargo, el optimismo es muy necesario. Y radica en ser conscientes de que tenemos mucho que decir y que cambiar. El futuro depende de nosotros, ésa es la idea central de “La Generación Precaria”. Pero ser conscientes del peligro de la situación actual también. 

Para hacernos reaccionar lo primero es hacernos conscientes de nuestra realidad. Lo contrario nos conduciría al conformismo, que es justamente lo que quieren para nosotros aquellos que buscan nuestro voto o vendernos su cachivache de turno.

P. ¿Qué hay de falso y qué de verdadero en la imagen que nos venden los medios sobre la juventud?

R. Los jóvenes somos el blanco publicitario por excelencia. Por eso reproducen una imagen en la que el consumo es el centro de nuestras preocupaciones.LosiPODsseestánutilizando como icono generacional para convencernos de que es fundamental que tengamos uno. 

¡¡¡Ya hay bancos que nos ofrecen iPODtecas!!! El colmo... trivializar un problema semejante como es el de encontrar una vivienda digna. En la víspera de la última manifestación por la vivienda digna, la imagen de los jóvenes que más espacio ocupó no fue la de aquellos que estaban comprometidos con la lucha por mejorar este problema y reivindicar un derecho de todos. La prensa dedicó más espacio al lanzamiento de la PlayStation 3 ... La noche del 23 de marzo un grupo de jóvenes pasó la noche a la intemperie de la calle Preciados para movilizar la sensibilización previa a la mani. Todas las cámaras se centraron en filmar a quienes hacían cola para ser los primeros en comprar su consola. Eso no es justo. La Generación Precaria trata de estas paradojas... porque la idea del Low Cost que nos venden tiene también una grave contrapartida: nuestros salarios también son de bajo coste.

P. ¿Quién es, a tu juicio, el principal responsable de esta situación de precariedad? ¿Gobierno? ¿empresas? ¿los propios jóvenes?

R. Uno de los problemas fundamentales es que en la globalización, el enemigo parece difuso. Por eso a veces es tan difícil unirse por alguna causa. Sin duda, para resolver esta la situación somos nosotros los primeros que tenemos que hacer algo por cambiarlo. Y en La Generación Precaria se cuentan las historias de gente que está moviéndose. Internet es una de las claves, pero salir a la calle a dar visibilidad a las protestas es también fundamental.

Las empresas se limitan a aprovechar el chollo de la mano de obra barata y sobrecualificada que les ofrecemos. Está en nuestra mano plantarles cara. Hay que empezar a decir no a los puestos abusivos y las becas eternas. No hay problema en que alguien venga detrás y las acepte, en ello lleva la penitencia. En cuanto a los Gobiernos, es bastante lamentable lo poco que se preocupan en solucionar el problema. Presumen de lo próspera que es la economía, de que España sea la octava potencia mundial ,y esconden sin embargo que seamos el país con más licenciados en paro, que la edad media de emancipación sea de 32 años, o que un 40% de los jóvenes trabaje en empleos por debajo de su cualificación.

P. ¿Crees que la cualificación académica termina por verse recompensada? ¿Resulta rentable invertir en formación a nivel personal?
 
R. La formación siempre es rentable, la titulitis no. Tener una formación superior es un valor intangible que llevaremos con nosotros el resto de nuestra vida. Hay gente que no tuvo esa suerte. Y gente que tuvo ojo de estudiar algo con buena salida laboral, pero que para cuando acabó la carrera ya había dejado de serlo. Por eso lo mejor es formarse en lo que cada uno encuentre vocacional. Yo hice la Licenciatura en Humanidades, que aparentemente tenía un futuro laboral complejo. Tal vez por eso los que allí estábamos aprendimos pronto que el título no sería la panacea. En lo que a mí respecta, y aunque sigo acumulando contratos temporales en empleos inestables, para mí la recompensa está en que haber estudiado todo aquello me ayuda a saber quién soy.

P. ¿Cómo valoras la universidad española a día de hoy?

R. El catedrático Antonio Rodríguez de las Heras expresa este punto de un modo muy claro en el capítulo ¿Para qué sirve la Universidad?. El modelo de universidad actual ha llegado al fin de un ciclo, el de la Universidad para todos de los años 80. Este modelo permitió que la Universidad se abriera a toda clase social y “Para hacernos reaccionar lo primero    es    hacernos conscientes de nuestra realidad. Lo contrario nos conduciría al conformismo” gracias a él varias generaciones nos hemos formado en ella. El problema está en la saturación de licenciados y el poco ajuste de los planes de estudios con las empresas. 

Claro, que en esto de los títulos universitarios pasa como cuando un bar está hasta los topes. Que todo el mundo quiere que sean los demás los que vayan para dejar sitio, pero nadie quiere moverse.

P. Muchos estudiantes consideran la posibilidad de marcharse al extranjero para escapar del estigma de mileurista ¿Es Europa tan bella como nos la pintan?

R. En el libro hay historias de jóvenes ingleses, franceses e italianos. Europa no es la tierra prometida y allí la precariedad juvenil está creciendo también. Italia y España compartimos además el problema de la dificultad en la emancipación. Los franceses nos dieron una lección de cómo organizándose se podía frenar el abuso y paralizaron la ley del Primer Empleo del gobierno de Villepin. Millones de personas salieron a la calle. En Alemania hay lo que se ha llamado la Generation Praktikum y ellos también están moviendo sus reivindicaciones, que han llegado al Parlamento. Europa se está moviendo. Hay mucho por hacer.

P. Se ha propuesto que las prácticas para licenciados sean ilegales ¿Podría ser efectiva esta medida, o se trataría de un parche al problema?

R. Las prácticas pueden ser un vehículo inicial de entrada al mercado laboral que resulte muy ventajoso si no se abusa de él. El problema es cuando las prácticas hacen de alternativa a contrataciones con pleno derecho por eso digo en el libro lo de “De la Ceca a la Beca”. Una de las medidas que los jóvenes alemanes han conseguido que prospere con sus reclamaciones, es que a partir del tercer mes las prácticas tengan que pasar a ser contrato laboral. Abolirlas no creo que sea eficaz, regularlas sí.

P. La precariedad laboral alcanza a doctorados y jóvenes profesores universitarios ¿No dice este hecho mucho de nuestro sistema de I+D+i?

R. España está a la cola en apoyo a la investigación. La Federación de Jóvenes Investigadores Precarios es un ejemplo de todas las reivindicaciones que están haciendo los jóvenes investigadores. Somos un país de futbolistas millonarios e investigadores precarios. En el libro también hago reflejo de “Llevo    becas    encadenadas desde hace ocho años. Al final de cada período, un apretón de manos, y muchas gracias por todo”

las movilizaciones de este colectivo, que una vez más demuestran que no somos una generación sin voz. Hay mucho que decir y mucho por cambiar. Estamos en ello ¿no?

P. ¿Cómo ves el panorama para Traductores e Intérpretes?

R. Tengo amigos traductores y cuando se leen el libro dicen que tenía que haber incluido su historia, que son el prototipo. Cuando éramos pequeños nos decían que estudiando idiomas tendríamos el futuro resuelto. Por eso la frase del porvenir era un timo... Entre los traductores e intérpretes se da muy comúnmente otra forma de explotación muy típica en estos tiempos... el abuso a los autónomos y la falta de regulación. Tenemos unos derechos, pero también la necesidad de reivindicarlos.

P. ¿Eres la excepción que confirma la regla de la generación precaria? ¿Has tenido suerte o todo se consigue con trabajo duro?

R. Para inspirarme en el libro no tuve más que mirarme al espejo. Llevo becas encadenadas desde hace ocho años. Al final de cada período, un apretón de manos, muchas gracias por todo y alguna carta de recomendación que me abriría las puertas... de más becas. En algún momento dije basta. Becas nunca mais, y conseguí un contrato en la Comisión Europea porque me negué a que me renovaran la beca. Si lo hacía bien ¿por qué no un contrato? Mi jefe lo entendió. Pero hasta en las altas esferas europeas se contrata temporal y pasados unos meses volví a quedarme en la calle. Eso sí, entonces ya con el libro bajo el brazo. Ha sido un apoyo muy fuerte. He conocido gente fantástica gracias a él, y no deja de sorprenderme que la gente me escriba dándome las gracias por haberles hecho sentir que hay mucho por hacer. Así que no soy ninguna excepción. Si no, nadie se identificaría con La Generación Precaria. La historia es tan mía como del resto. Yo me limité a ponerla por escrito. Y os agradezco el apoyo.

La Generación Precaria. Marta García Aller. Ed. Espejo de Tinta


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