domingo, 6 de marzo de 2011

Traductores noveles pero inteligentes

Me hace ilusión lo que acabo de leer, así que repito el tema hoy. Pero primero os pongo en antecedentes. Soy de las que no creen que un traductor tenga que cobrar menos porque esté recién salido de la universidad. Y llevo ya tiempo predicando esto mismo, de manera que casi se ha convertido en mi cruzada personal, o en un mantra que repito cuando se me presenta la oportunidad, en este mismo blog (Traductores recién llegados a la profesión; cómo mantener unas tarifas mínimas y no morir en el intento, la entrada es de noviembre de 2005, así que ya llevo un tiempo dando la lata con este tema) o en alguna de las listas de distribución a las que estoy suscrita.

Hoy me he levantado tarde y cuando he abierto el correo, me he encontrado un hilo precisamente sobre eso, sobre traductores noveles que se sienten incapaces de exigir tarifas altas porque carecen de la experiencia que avale la calidad de su trabajo. Así, por lo que he leído, hay personas en España que aceptan 4 céntimos por palabra. Haciendo ese tipo de favores a las agencias, tienen siempre un gran volumen de trabajo. Pero esto es como la historia de la pescadilla que se muerde la cola; con esa cantidad de trabajo no les queda mucho tiempo libre para:
- Continuar con su educación. La formación de un traductor no termina al salir por la puerta del aula el último día del curso. Hay que tener una mente inquieta y leer mucho y navegar por Internet. Es la única manera de especializarse.
- Buscar mejores clientes (extranjeros, en general) que paguen más por el mismo trabajo.
- Adquirir experiencia de verdad.
- Disfrutar del dinero que tanto trabajo cuesta ganar.
Lo que he leído hoy en ese hilo, es la constatación de que alguien ha puesto mis ideas a funcionar, y que le han funcionado bien.

La idea es muy sencilla y la vuelvo a contar para que se sumen más al carro de NO VAMOS A TIRAR LAS TARIFAS POR LA VENTANA. Supongamos que una agencia se pone en contacto contigo. Tras un tira y afloja, acabáis quedando en 8 céntimos por palabra. Todo lo que suba por encima de 4 son ganancias, así de claro. Eso es lo que cobras con la horrorosa agencia española que te tiene copado a trabajar, ¿no?

Pues ahora busca un traductor experimentado en el campo en el que trabajas y págale por su trabajo. No le mandes el trabajo a bocajarro. Acostúmbrate a tener varios traductores y a anunciarles el trabajo con antelación para asegurarte que tienen tiempo. Pide siempre que hagan un seguimiento automático de cambios en Word y que te manden un documento limpio y el que tiene los cambios marcados (eres el cliente y pagas, no es ningún favor). Léete el documento limpio por encima y mándaselo a tu cliente: ese es tu trabajo terminado. 

El documento que tiene los cambios marcados va a ser tu plan de estudio. Mira los cambios de expresión o estilo, estudia el vocabulario (las cosas que has «acertado» y las que no, el porqué)…

Con varios documentos sobre un mismo tema empezarás a tener una imagen más clara de cómo funciona ese determinado campo.

De cara a la galería consigues algo primordial: tu trabajo tiene calidad y comenzarás a tener un cierto prestigio ante la agencia para la que has trabajado.

Las ventajas que puedes cosechar para ti mismo son ingentes: aprendes, mantienes tarifas y aprendes a desenvolverte tú solito en un campo determinado. Eso se llama especialización.

Sigue este proceso hasta que te manden un trabajo cortito y prueba tú solo, a ver qué tal te sale. Si no te notas contento o cómodo, vuelve al modo de trabajar que te he contado. Si te ha salido bien, enhorabuena. Sigue leyendo, estudiando, mirando lo que caiga en tus manos. Vas por el buen camino. ¡Ánimo y suerte!

Fuente: Maremagnum


No hay comentarios: